Deuda de Cajeme es la cuarta con más incremento

Deuda de Cajeme es la cuarta con más incremento

Cajeme figura en el cuarto lugar entre los municipios del país cuya deuda tuvo mayor incremento en los primeros meses de este año.

Esto se debe en parte a la falta de facultades recaudatorias, a los recursos federales que llegan de forma indirecta y a la administración local pasada, que dejó un elevado nivel de endeudamiento, explica el alcalde Sergio Pablo Mariscal a El Economista.

“No hay suficiente dinero para atender las necesidades básicas de la población, y tampoco la federación ha otorgado, de manera directa, recursos a los municipios, por lo que se ha tenido que recurrir a préstamos”, añade el alcalde a la reportera Camila Ayala.

“Hemos recibido uno de los municipios más endeudados (…) El asunto de la deuda municipal es tema de primer orden, y por lo mismo estamos analizando el escenario para dar una solución. Hay que ver en qué estado se encuentran los préstamos que pidieron las administraciones pasadas, para renegociar las tasas de interés y el tiempo que se había acordado para finiquitarla. Estamos analizando el esquema de refinanciamiento”, expresa.

El primer trimestre de este año la deuda del municipio rondaba alrededor de 884 millones de pesos, mientras que el presupuesto del 2019 asciende a 2,000 millones. El pasado 24 de mayo el Congreso del Estado aprobó a Cajeme la adquisición de un crédito de 33 millones de pesos para invertirlo en obra hidráulica y sanitaria.

Se busca un equilibrio que ayude, y en lugar de usar la mayor parte de los recursos para el pago de la deuda, también se atiendan las necesidades de la población, agrega.

Se ha enviado, dice, un paquete de documentos al Instituto Superior de Auditoría y Fiscalización del Congreso de Sonora, para saber si se presentaron anomalías o malos manejos de recursos de las administraciones pasadas.

“Hemos llamado a comparecer. Se ha recabado información suficiente. Ya estamos pidiendo respuestas y ver si se tienen que dar sanciones administrativas”, comenta.

EL ECONOMISTA

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