Tratar oportunamente el hígado graso contribuye a prevenir complicaciones

Tratar oportunamente el hígado graso contribuye a prevenir complicaciones

El tratar oportunamente el hígado graso ayuda a prevenir complicaciones mayores como la inflamación de este órgano (esteatohepatitis), cirrosis e incluso cáncer hepático.

Sin embargo, este padecimiento suele ser asintomático al inicio, advirtió el cirujano gastroenterólogo adscrito al Hospital General Regional (HGR) No. 46 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Javier García Vélez.

“No tiene síntomas, normalmente en fases iniciales, por ello suelen seguir con sus mismos hábitos, dieta no controlada, y normalmente no se dan cuenta hasta que ya tienen enfermedades muy agudizadas. El hígado graso nos hablaría del aumento en la capacidad de almacenamiento de grasa en este órgano”, destacó el experto.

Afirmó que los riesgos para desarrollar hígado graso incrementan en personas con obesidad, diabéticos, que cursen con síndromes metabólicos, u otras enfermedades como hipertensión, hipercolesterolemia y elevados niveles de triglicéridos en sangre, lo cual va mermando las funciones de este órgano.

Explicó que “el hígado es la glándula más grande del cuerpo y básicamente se encarga de la mayor parte de las funciones del metabolismo, es un órgano que metaboliza a través de la insulina los procesos, pero cuando se satura empieza un daño, una inflamación”.

De no detectarse a tiempo insistió, puede producir esteatohepatitis que se refiere a una inflamación de las células del hígado, o bien al desarrollo de fibrosis que lleve al paciente a padecer cirrosis que también eleva el riesgo de cáncer hepático.

Aseguró que quienes consumen cantidades excesivas del alcohol tienen mayores probabilidades de presentar algún tipo de trastornos hepático, incluyendo el hígado graso en la variante alcohólica.

De hechos se estima que hasta un 25 por ciento de la población presenta la enfermedad de hígado graso, por lo que si se tienen factores de riesgo es importante realizarse periódicamente un examen de sangre, orina.

Así como un perfil de lípidos para poder descartar este trastorno, aunque se recomienda realizarse un chequeo rutinario a partir de los 35 o 40 años de edad, aún sin factores de riesgo.

“Hay que tener un seguimiento sobre todo si tiene factores de riesgo como los que habíamos mencionado, debe tener control de otras patologías para no desarrollar esteatohepatitis o cirrosis”.

El especialista añadió que en el manejo del hígado graso, es importante realizar modificaciones a los hábitos alimenticios evidentemente mesurando el consumo de grasas, además de realizar actividad física regularmente.

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