El mundo del rock vuelve a verse envuelto en la controversia tras confirmarse la muerte de Ian Watkins, exvocalista de la banda Lostprophets, quien fue apuñalado por otros internos en la prisión de HMP Wakefield, en el Reino Unido. Las autoridades confirmaron el deceso del cantante la mañana del sábado 11 de octubre de 2025, a los 48 años de edad.

Watkins cumplía una condena de 35 años de prisión por múltiples delitos, entre ellos abuso sexual infantil, posesión de pornografía infantil, intento de secuestro y zoofilia. Desde su arresto en 2013, su caso estremeció a la industria musical y a los fans que alguna vez lo admiraron por su carrera con Lostprophets, agrupación de rock alternativo que tuvo gran éxito a inicios de los 2000.

Según el informe de la policía de West Yorkshire, recibieron una llamada de emergencia a las 9:39 a.m. reportando un ataque dentro del penal. Aunque el personal médico respondió rápidamente, Ian Watkins fue declarado muerto en el lugar debido a las heridas provocadas por arma blanca. Tres prisioneros fueron identificados como los presuntos responsables del ataque.

Esta no era la primera vez que Watkins sufría una agresión dentro de prisión. En 2023, había sido hospitalizado tras un intento de asesinato por parte de otros reclusos. En aquella ocasión, logró sobrevivir “de milagro”, según medios británicos. Sin embargo, esta vez la historia tuvo un final distinto.

Durante su juicio, Watkins nunca mostró arrepentimiento por sus crímenes. Varios testigos declararon que el músico hablaba de sus actos con cinismo y sin culpa, lo que generó indignación incluso entre otros reclusos. El juez que dictó su sentencia lo describió como “una persona peligrosa para la sociedad” y afirmó que “alcanzó niveles de depravación nunca antes vistos en los tribunales británicos”.

La investigación por su asesinato ya está en curso. Las autoridades penitenciarias informaron que están revisando las cámaras de seguridad y los antecedentes de los involucrados, mientras la prensa británica señala que el ataque podría estar relacionado con una deuda de drogas que Watkins mantenía dentro del penal.

En redes sociales, el tema ha generado una ola de comentarios divididos: mientras algunos usuarios consideran que “recibió lo que merecía”, otros señalan que nadie debería morir de manera violenta, incluso tras haber cometido crímenes atroces. La polémica reabre el debate sobre la seguridad en las prisiones y la ética del castigo dentro del sistema penal.

Aunque los hechos ocurrieron en Reino Unido, la noticia ha resonado en todo el mundo, incluyendo en comunidades de fans y medios de entretenimiento en Ciudad Obregón, donde la cultura musical y los temas de justicia social siempre provocan conversación. La historia de Ian Watkins sirve como un recordatorio sombrío de cómo la fama puede desmoronarse por los actos más inhumanos.

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