Primero fue el bloqueo a 26 plataformas que no se registraron ante el gobierno; luego, la chispa encendió a la “Generación Z”, que tomó las calles contra la censura y la corrupción. El veto se anunció y retrocedió en días, pero el enojo ya estaba afuera.

La presión reventó: pese a levantar el bloqueo, las marchas crecieron, dejaron decenas de muertos y más de mil heridos, y forzaron la renuncia del primer ministro K.P. Sharma Oli. Los conteos varían por horas, pero el saldo humano es trágico y la crisis política, total.

Katmandú vivió escenas de película oscura: fuego en edificios públicos, hoteles atacados, comercios cerrados, toque de queda y el ejército desplegado mientras seguían las rondas de diálogo con los líderes juveniles. ¿Orden necesario o militarización peligrosa?

El origen formal: un marco legal que exige a las plataformas registro y supervisión local; para críticos y organizaciones civiles, una herramienta de censura y castigo. ¿Regulación con dientes… o mordaza digital?

También cayó la prensa: el conglomerado Kantipur (editor de The Kathmandu Post) vio su sede incendiada y, aun así, logró publicar al día siguiente desde casas y equipos improvisados. ¿Valentía periodística o señal de una grieta que se ensancha?

En el conteo de daños, los reportes difieren, pero coinciden en la magnitud: decenas de fallecidos, centenares —o más de un millar— de heridos y una capital paralizada. ¿Quién responde por uso excesivo de la fuerza y por el caos que siguió al veto digital?

El movimiento, bautizado como de la Generación Z, pide limpieza contra la corrupción y un gobierno interino creíble. Entre nombres que suenan y vetos cruzados, el país busca un respiro. ¿La calle debe decidir el reemplazo o el proceso debe pasar por instituciones?

Aunque todo ocurrió a miles de kilómetros, desde Ciudad Obregón vale la conversación: ¿cómo equilibrar libertad de expresión con reglas para plataformas? ¿Qué harías aquí ante un bloqueo de redes: informar, protestar, mediar? Te leemos en OBRNoticias.com: Las noticias que vale la pena conocer.

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