
Pasajero de cuatro patas: Lucho, el lomito estrella de URBAN
Dicen que en Obregón todos nos conocemos… y claro, también conocemos a Lucho. Es un labrador dulce y muy educado que cada día sube a los camiones URBAN, saluda con mirada brillante y se acomoda a un lado del conductor, como si revisara la ruta. Sí, así de formal.
El equipo de soporte lo ha visto mil veces en las cámaras: Lucho aborda, disfruta del aire acondicionado, y cuando toca “parada técnica”, baja a hacer pis y regresa a su asiento. Si el transporte avanza, no hay drama: espera el siguiente URBAN y continúa su paseo, sin perder la compostura.
Cuentan los conductores que Lucho prefiere URBAN porque viaja fresquecito. Nadie se complica: la empresa y los choferes lo conocen y lo respetan. Desde los días de la línea 17 —cuando empezaron a verlo seguido— y ahora con la 16, el lomito se recorre Obregón como todo un ciudadano ejemplar.
Su parada favorita parece ser la Laguna del Náinari. Ahí baja, olfatea el aire, estira las patitas y vuelve a subir como quien dice: “listo, continuemos”. Muchos pasajeros le dan una caricia y él responde con esa mirada perruna que alegra el día, incluso en lunes.
Por cariño del barrio, alguien lo bautizó Lucho. El nombre se pegó y hoy ya es parte del anecdotario cajemense: “¿Ya viste a Lucho?” se escucha en la banqueta. No es influencer, pero tiene más fans que varios tiktokers; y sin filtros, ¿eh?
Eso sí, un recordatorio amable: si te toca viajar con Lucho, evita darle comida (hay alimentos humanos que les caen mal), no lo estreses con flashes y deja que los operadores decidan si puede subir. La seguridad de todos —humanos y peludos— va primero.
Historias como la de Lucho nos recuerdan que Obregón late distinto: con gente buena, choferes pacientes y pasajeros que son comunidad. Si lo ves rodando por la 16 o la 17, cuéntanos en OBR Noticias: ¿en qué ruta lo encontraste y cuál fue su travesura más tierna? Las noticias que vale la pena conocer… se viven aquí, en Ciudad Obregón.