El rumor se volvió realidad: Ariel Miranda ya porta los colores de la tribu. El zurdo habanero, de 36 años, aterriza en Ciudad Obregón con etiqueta de fichaje bomba y un currículum que pide reflector. ¿Será el brazo que faltaba para prender la temporada que viene?

Formado en Cuba y fogueado en el máximo nivel, Miranda lanzó en Grandes Ligas con Orioles de Baltimore y Marineros de Seattle. Después armó maletas rumbo a Asia, donde su recta y cambio hicieron daño en Japón y Corea. No llega a “probar”, llega a competir por la cima del staff.

Su último invierno lo jugó con Leones del Escogido en República Dominicana y dejó números que hablan solos: efectividad de 2.57. Control, experiencia y temple para escenarios pesados; justo lo que se pide en series cerradas de la LAMP cuando el bullpen arde y el margen es mínimo.

En verano mantuvo ritmo en México con Conspiradores de Querétaro y Charros de Jalisco. Ese rodaje reciente importa: llega con brazo caliente y lectura del bateador mexicano. En Obregón lo quieren listo desde la primera vuelta para marcar tono en la rotación y enseñar colmillo a los jóvenes.

El movimiento también arma un “combo caribeño” de lujo. Miranda se integra a una lista de extranjeros que ya presume a los cubanos Odrisamer Despaigne y Vladimir Gutiérrez, el panameño Allen Córdoba y los estadounidenses Riley Unroe y Billy Cook. ¿Les alcanza para tener a Yaquis peleando arriba desde octubre?

Más allá del nombre, la pregunta es el rol: ¿as designado para abrir inaugurales o carta segura en juegos claves de gira? ¿Te gustaría verlo emparejado con Despaigne en serie contra Naranjeros, o guardarlo para duelos de rivalidad directa con Guasave o Mochis?

La llegada de Miranda también prende la tribuna. Afición: ¿qué esperar del zurdo en el Estadio Yaquis? ¿Prefieren salidas de seis entradas sólidas o verlo atacar con ponches aunque suba el conteo de lanzamientos? Cuéntanos cómo lo alinearías y a quién desplazarías del top 5 de abridores.

En Obregón nos gusta el beis con sabor a serie grande, y este fichaje huele a eso: competencia interna, rotación más profunda y noches para llenar la grada. Pase lo que pase en otros parques, esta noticia es para el público de Ciudad Obregón: la tribu se arma y el show apenas empieza.

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