El 26 de julio, el Departamento de Justicia de Estados Unidos confirmó la deportación de Amanda Rachelle Miller, apodada “Reina del Sur”, desde México. La mujer, de 33 años y originaria de Tucson, enfrentará en EE.UU. serias acusaciones por narcotráfico y lavado de dinero. La deportación de Miller no está relacionada con la serie popular en México, sino con su historial criminal.

Amanda Rachelle Miller había estado prófuga durante tres años y medio antes de su arresto en Culiacán, Sinaloa. El 30 de mayo de 2024, las autoridades estadounidenses recibieron la notificación de su deportación, que culminó en una comparecencia inicial ante una jueza el 3 de julio. Desde entonces, ha permanecido bajo custodia en EE.UU.

Miller fue identificada por primera vez en 2020, cuando las autoridades descubrieron su implicación en la distribución de drogas en Tucson. El 12 de noviembre de ese año, fue detenida en un motel, donde se encontraron metanfetaminas, heroína, fentanilo, una báscula y dinero en efectivo.

A pesar de ser procesada el 1 de diciembre de 2021, Miller escapó después de ser puesta en libertad provisional. Su fuga la llevó a México, donde logró evadir a las autoridades durante un tiempo considerable. Sin embargo, en septiembre de 2021, un agente encubierto se hizo pasar por comprador para rastrear sus actividades y redes de distribución en el sur de Arizona.

Los cargos que enfrenta Miller son graves, con posibles condenas que van desde 20 años de prisión hasta cadena perpetua, además de multas que oscilan entre 500 mil y 10 millones de dólares. Su caso ha puesto en evidencia la colaboración entre las autoridades de México y EE.UU. en la lucha contra el narcotráfico.

Para los residentes de Ciudad Obregón y de Sonora en general, este caso subraya la importancia de las relaciones entre los países en la lucha contra el crimen organizado. La deportación de Miller refleja el compromiso de México y Estados Unidos para enfrentar el tráfico de drogas y el lavado de dinero.

El caso de Miller también ha generado interés en cómo los sistemas de justicia de ambos países manejan a los fugitivos internacionales. Su deportación a EE.UU. es un paso significativo en la colaboración bilateral en asuntos de justicia criminal.

La situación continúa desarrollándose, y se espera que el juicio en Estados Unidos arroje más detalles sobre la red de narcotráfico en la que estaba involucrada Miller, así como sobre las implicaciones de su caso para la lucha contra el crimen organizado en la región.

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